Es común escuchar entre personas maduras, que tienen y han tenido acceso a una buena educación decir groserías refiriéndose a la ciudad o el barrio o lugar de residencia de donde vienen sus compañeros, pero los únicos responsables no son quienes emiten estos comentarios males intencionados sino quienes permiten que esto suceda, ya que depende de cada uno hacer valer sus derechos como ser humano.
Cabe aclarar que el amor a nuestra ciudad no se demuestra solo gritando “orgullosamente” de donde venimos, sino cuidándola, dándole buena imagen, demostrando que somos personas cultas, no ensuciándola y sobre todo enorgulleciéndola con nuestros actos no solo dentro de esta sino también fuera mostrando nuestras buenas costumbres y es que nuestra ciudad es como una madre por que nos acogió en su cuna desde que nacimos y es de donde vienen nuestros antepasados.